Si estás aquí, seguramente tienes una mezcla de ilusión y dudas. Has hecho match en Tinder, la primera cita ha ido bien (o está a punto de llegar) y te ronda la cabeza la idea de regalar flores. Pero, claro… ¿en qué momento sin que parezca demasiado pronto?

La respuesta rápida: no hay reglas fijas. La larga: depende de la etapa y del gesto que quieras transmitir.

La primera cita: mejor sin flores

No hace falta complicarse. En la primera cita lo que importa es la conexión, la charla, las miradas. Si aparece alguien con un ramo enorme antes incluso de conoceros en persona, es fácil que la otra persona se sienta abrumada.

La segunda cita: un detalle que marca la diferencia

Aquí sí que puede encajar. La segunda cita significa que la primera fue bien y ambos queréis repetir. Y no hablamos de un ramazo de película romántica, sino de una flor o un pequeño detalle: algo fresco, sencillo, casi simbólico.
El mensaje no es “me he enamorado locamente”, sino “me alegra volver a verte y quería tener un gesto contigo”.

Es un poco como cocinar para alguien: no necesitas montar un menú de tres estrellas Michelin, basta con un buen plato hecho con cariño. Y en BonBee nos gusta que vengas a la floristería en persona para dejarte asesorar. Igual que escuchas a tu pescadera de confianza antes de una cena especial, nuestras floristas pueden ayudarte a elegir un detalle minimalista que diga mucho sin necesidad de exagerar.

Cuando la relación ya va viento en popa

Si las citas se convierten en costumbre y la cosa fluye, entonces sí: llega el momento de sorprender con un ramo generoso a domicilio.
Aquí entran en juego los ramos que tenemos en nuestra floristería online en Barcelona: composiciones más elaboradas, listas para enviar con entrega exprés a cualquier punto de la ciudad.
Son perfectos para esos días en que quieres dejar sin palabras a la otra persona: un martes cualquiera, un “te pienso” inesperado o una sorpresa de fin de semana.

Consejos prácticos para no fallar

• Empieza pequeño: una flor suelta en la segunda cita tiene más encanto que un ramo de 50 rosas.

• Escucha y observa: si en la charla aparecen colores, estilos o flores favoritas, apunta mentalmente.

• Minimalista al inicio, generoso más adelante: deja que el ramo crezca a la par que la relación.

El consejo final

Regalar flores nunca es demasiado pronto si el gesto es sincero y proporcionado al momento. Empieza con un detalle en persona, déjate guiar por nuestras floristas para encontrar lo que mejor encaje… y cuando la historia ya tenga fuerza, haz que un ramo a domicilio en Barcelona llegue de sorpresa y hable por ti.

Al fin y al cabo, se trata de disfrutar del proceso. Y si de ese detalle nace algo bonito, tanto mejor: ganaréis los dos.